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The Belvedere in Vienna

Read my post following my trip to Vienna and Bratislava! I recently traveled to the Austrian capital for work and had a great few days there.

(in Spanish)

Ahora que ya me he puesto al día con las publicaciones del road trip, me toca hacer lo propio con el viaje de 10 días allá por julio que me llevó a Viena y Bratislava.
 
El motivo del viaje a Viena era por la Conferencia TAXGIP que organiza mi Unidad cada año (recordaréis la del año pasado a Marsella). TAXGIP  significa ‘Tax Administrators eXchange of Global and Innovative Practices’ y consiste en reunir a los representantes de las Agencias Tributarias de la región de Europa del Este y Asia Central, que es la que yo cubro. De ahí que tuviéramos participantes variados y venidos desde Kazajistán, Rusia o Eslovaquia. En total unas 70 personas entre representantes de los países y compañeros del Banco Mundial.
 
Nuestro viaje comenzó en el aeropuerto de Dulles, desde el que volamos por la noche rumbo a Viena.
 
Llegamos como a las 7h del viernes y de allí el equipo organizador nos fuimos al hotel a dejar los trastos. Nos despejamos, visitamos el campus de la WU (Wirtschaft Universität Wien, la Universidad donde celebraríamos la Conferencia la semana siguiente) y conocimos por fin en persona a nuestras contrapartes. El campus, inaugurado hace un par de años, se encuentra junto al famoso parque del Prater (en Welthandelsplatz,1) y es ultramoderno y colorido. Además, cada edificio fue diseñado por un arquitecto diferente.
 
Tras la visita del campus fuimos a la oficina del Banco Mundial en Viena (Praterstrasse,31) para cerrar los últimos flecos de la Conferencia.
 
Ya a media tarde empezó el turisteo. Mi padre había venido a Viena el finde y se supone que nos íbamos a encontrar el viernes por la tarde en Stephansplatz, el centro neurálgico de la ciudad. Pero los problemas tecnológicos con el móvil nos lo impidieron y al final cada uno se fue de paseo por su cuenta hasta que ya por la noche nos reencontramos en el hotel.
 
A pesar del jetlag matador, me obligué a andar y a readaptarme al horario local. Para empezar, ni había comido así que paré en un puesto por Graben para picotear un pretzel, una salchicha y un helado. !Me sorprendió lo barato que era todo, y eso que estábamos en Viena! Acostumbrada a que en Estados Unidos te metan cada sablazo que te deja temblando la cartera… Con el estómago algo más asentado, comencé a callejear por Kärtner Strasse, la arteria comercial de Viena.
 

Anduve por el Opernring con sus edificios majestuosos, me tumbé y caí frita en el Burggarten, pasé junto a la entrada a la zona del Hofburg y del barrio de los museos y de allí compré un ticket de transporte de 72h y me volví rendida al hotel en la línea 1 del tranvía.
 
Ya el sábado con mi padre y más descansada comenzamos el turisteo de verdad. Desayunamos en el hotel y fuimos en metro hasta Stephansplatz. Subimos al Café Haas Haas (Stephansplatz, 4) para tomar un té y admirar las vistas a la plaza. Después callejeamos por Graben, pasamos por la columna de la peste y entramos en Peterskirche.
 
De vuelta por Kärtner Strasse, nos desviamos hacia Neuer Markt Platz, y paramos en los almacenes Steffl para subir hasta la última planta y admirar las vistas desde el Sky Café. Siguiendo por Kärtner Strasse entramos a curiosear en una de las tiendas de cristal  Swarovski y en la iglesia Malteserkirche (de la Orden de Malta).
 
Al final de Kärtner Strasse se encuentra la famosa Staatsoper, la Ópera de Viena. De allí subimos al museo Albertina, pasamos por Palmenhaus (un café – cervecería en el palmeral) y el Burggarten y nos adentramos en el Museumsquartier, donde están los imponentes edificios de los Museos de Arte y de Historia Natural.
 
Paseamos por el impresionante Hofburg, centro de poder de los Habsburgo y residencia de la famosa Sissí, y la Spanische Hofreitschule, la prestigiosa escuela de equitación española.
 
A media tarde paramos en Demel (Kohlmarkt,14), una institución de la pastelería tradicional vienesa, para comprar un Apfelstrudel (pastel de hojaldre relleno de manzana y pasas).
 
También paramos a curiosear en el supermercado Julius Meinl y allí nos tomamos un café mélange (café y leche a partes iguales) con nuestro Apfelstrudel. Proseguimos hacia Minoritenplatz, sede de la cancillería federal,  el Burgtheater, el Parlamento y el Rathaus (ayuntamiento) con sus chiringuitos y su pantalla gigante para el cine al aire libre.  Acabamos pasando por la Universidad y la Votivkirche y tomamos el tranvía de la línea 1 para dar una vuelta al Ring en sentido contrario.
 

Recalamos en Karlsplatz y nos acercamos a ver el edificio Secession (Friedrichstrasse,12), obra del Jugendstil y que en 1898 rompió moldes con los edificios históricos y clásicos del Ring. Curioseamos por el Naschmarkt, un inmenso mercado con muchos restaurantes y bares, y tomamos el tranvía 2 hacia Friedrich Engels Platz. Nos paramos en Stadtpark, vimos el Kursalon y paseamos por el muelle de Donaukanal, una zona genial con chiringuitos junto al canal perfecta para una noche calurosa de julio. Nuestra última parada del día fue en Schwedenplatz, desde donde nos acercamos a la Griechenkirche (iglesia griega de ladrillo rojo), cenamos en el restaurante vecino  Griechenbeisl (Griechengasse,9) y rematamos con un helado buenísimo de vuelta en Schwedenplatz antes de regresar al hotel con el tranvía 1.
 
El domingo, último día de turisteo 100%, lo empezamos tomando el tranvía 1 hasta Karlsplatz. Nos acercamos al Otto Wagner Pavilion y a la imponente Karlskirche.
 
Caminamos bajo el sofocante calor hasta la suntuosa Schwarzenbergplatz, flanqueada por la Embajada francesa en estilo Art Nouveau. De allí caminamos hasta  el Palacio de Belvedere, residencia de verano del poderoso príncipe Eugenio de Saboya.
 
Empalmando varios trayectos en tranvía llegamos a Schönbrunn, la apacible residencia veraniega de los Habsburgo. Paseamos por los cuidados jardines, rodeamos la Palmenhaus (el invernadero de acero más grande de Europa) y acabamos en Am Platz, una plazoleta de aspecto rural.
 

Tomamos el metro U4 de Hietzing a Karlsplatz y de allí el tranvía 1 hasta Burgtheater. Anduvimos hasta el Café Central (Herrengasse-Strauchgasse) donde tomamos mélange con hielos, chocolate caliente, Apfelstrudel y tarta de limón.
 
Paseamos por la zona y casualmente coincidimos con mi jefe, su mujer y un compañero del Banco Mundial en Viena que estaba ejerciendo de guía turístico. Así que nos unimos a ellos y anduvimos hasta el muelle de Donaukanal y paramos a tomar algo en Adam & Luna. Ya caída la noche nos acercamos hasta la iglesia de nuestro paisano San Ignacio de Loyola y volvimos en metro al hotel.
 
Ya el lunes mi padre y yo nos fuimos a trotar bordeando el Danubio y el canal hasta llegar a Donauinsel. Tras el desayuno de rigor, me despedí de mi padre y me fui con mi compañera al campus de la WU para poner todo en orden antes de la Conferencia. Por la tarde celebramos el  cocktail de bienvenida con los participantes.
 

A partir del martes arrancamos con la Conferencia a jornada completa. En el tiempo libre de la tarde-noche salí de paseo con algunos de los participantes y anduvimos por el Prater, Stephansplatz, el Hofburg y el Opernring.
 
Tras la jornada del miércoles llevamos a todo el grupo a cenar a un Heuriger, las tradicionales tabernas de vino a las afueras de Viena. En el Heuriger Wolff (Rathstrasse,44) nos trataron genial y lo pasamos de cine. La comida era tipo buffet y había para aburrir. Aunque lo más divertido sin duda fueron los músicos. !Se dedicaron a ir tocando mesa por mesa canciones de los países de los que veníamos, así que los participantes se vinieron arriba!
 
Y hasta aquí el relato vienés. !Próxima parada en Bratislava!

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