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Read about my recent visit to Marseille and the beautiful French Riviera in my post  below.

(in Spanish)

¡Hola de nuevo! Como lo prometido es deuda, hoy vuelvo con una nueva entrega de ‘Una irunesa por el mundo’, esta vez por tierras galas.

El motivo del viaje fue la Conferencia del Banco Mundial sobre ‘Challenges in Managing Tax Compliance’ que se celebró en Marsella en junio.

Parte del equipo organizador salimos unos días antes del evento para cerrar los últimos flecos.

Volamos de DC a Frankfurt y de allí a Marsella. Lo malísimo fue que aterrizamos allá a las 9h y pico de la mañana del domingo (nuestras 3h y pico de DC), así que os podéis imaginar en qué estado llegamos. A pesar de todo, como mejor se supera el jetlag (dicen) es acostumbrándose al horario local. Y allí estábamos, desde primera hora, listos para descubrir la ciudad. Nuestro hotel estaba al lado mismo de la estación de tren (Gare St Charles) y empezamos nuestro recorrido desde ese punto.

Callejeamos desde la estación hasta llegar al puerto (Vieux Port), desde donde tomamos un barco a la Isla de If, famosa por la novela de Dumas ‘El Conde de Montecristo‘. Se pueden visitar la celda y el agujero por donde se supone escapó el personaje. Tras visitar If navegamos hasta el archipiélago de Frioul, muy cerca de allí.

Una de vez de vuelta en tierra, seguimos paseando por Marsella. Tomamos el animado Boulevard Canebière, vimos la Préfecture y subimos hasta lo alto de Notre Dame de la Garde, que domina la ciudad. Aviso para navegantes, ¡hay que estar tan en forma como para pasear por San Francisco porque vaya pendientes!

Tras la subida a la cumbre, tocaba bajar de nuevo hacia la zona del puerto para cenar. Pasamos por la Abbaye St Victor y el Teatro de la Criée.
 
Ya el lunes fuimos a la oficina del Banco Mundial en Marsella para rematar la faena. Por la tarde, celebramos un cocktail de bienvenida en el hotel con los 50 asistentes a la Conferencia.
 
El par de días siguientes estuvimos a pleno rendimiento con la Conferencia.
 
Primer puerto francés y segunda ciudad en tamaño, Marsella mantiene estrechos vínculos con los países de Oriente Próximo y el norte de África. Y efectivamente llama mucho la atención en la ciudad la cantidad de población magrebí que hay (he leído que hasta un 40% en algunos barrios), ¡parece como si uno estuviera allí!
 
Una vez finalizada la Conferencia, pudimos tomarnos un respiro en la playa. Y por la noche, un poco de paseo nocturno para disfrutar de la ciudad.
 

Tras el final de la Conferencia aproveché para escaparme un par de días, turistear por la Costa Azul y visitar a mi amiga Marine, que vive cerca de Cannes. Desafiando a la huelga de trenes que había esos días en Francia, conseguí llegar de Marsella a Cassis, a apenas 30 minutos. Lo de ir hasta el pueblo fue otro cantar. ¡1 hora de caminata a pleno sol! Aunque como veréis, la recompensa mereció la pena.
 
Tras disfrutar hasta el último momento del placer mediterráneo volví a la estación de Cassis (otra hora de caminata) para ir rumbo a Antibes, donde me esperaba mi amiga Marine. El tren paraba en Toulon, así que aproveché para dar una vuelta y asomarme a la base naval y pasear por la Place Victor Hugo y el Teatro Municipal.
 
Y por fin, a pesar de la huelga, que retrasó mi tren a Antibes una hora y pico, llegué a mi destino. Allí me recibieron Marine y sus amigas y bordeamos la costa hasta llegar a Juan les Pins, donde cenamos en un chiringuito genial a pie de playa (Le Trident).
 

 
Al día siguiente, ya descansadas, salimos de casa de mi amiga en Le Cannet (muy cerca de Cannes) hacia Grasse. Este pueblecito de la Provenza, rodeado de colinas y campos de flores, es el centro mundial de la industria del perfume desde el siglo XVI, nada más y nada menos. Aprovechamos para visitar una de las muchas perfumerías del pueblo. Nosotras fuimos a Fragonard, que ofrecía un tour gratuito de 20 minutos. Después comimos y paseamos por el pueblo bastante rápido.
 
Luego mi amiga me llevó a hacer una visita relámpago a su pueblo, Mouans Sartoux. A la vuelta me dejó en Cannes, donde cogí el tren para Marsella.
 

Y así acabó mi viaje a Marsella y la Costa Azul. Para la próxima vez me anoto explorar Marsella más a fondo (Palais Longchamp y du Pharo, las Catedrales, el barrio del Panier y la famosa ´Cité Radieuse´del arquitecto Le Corbusier).
 
En la próxima entrega os hablaré de mi viaje a California, que dará para unos cuantos posts con todo el material fotográfico que tengo acumulado. ¡Que tengáis una feliz semana!